La serie La Promesa arranca en 1913 con la llegada de Jana Expósito, pero para comprender las raíces de los conflictos, traiciones y alianzas que desatan el drama en el palacio de Luján, es imprescindible viajar hacia atrás en el tiempo. Desde 1844 hasta 1913, se despliega un entramado de linajes, heridas familiares y secretos enterrados que explican por qué cada personaje es como es.
Todo comienza con el nacimiento de Juan Izquierdo en 1844, futuro varón de Linaja y padre de Cruz, Eugenia y Dieguito. Su ascenso desde sus humildes orígenes en Andalucía hasta hacerse con un título en Cuba marcará para siempre el destino de su descendencia. En 1850 nace Rómulo Baeza cerca de Luján, el que se convertiría en el leal mayordomo de la familia. En fechas cercanas nacen figuras fundamentales como Simona, Candela, Gregorio Castillo y Pedro de Luján, el hermano mayor de Alonso, cuya muerte trágica salvando a este último será clave para el futuro del marquesado.
El pasado de Cruz se forja entre dos mundos: nacida en Cuba en 1871, educada con institutriz junto a Leocadia, su mejor amiga, y marcada por el dolor de perder a su madre y dejar atrás su tierra tras la abolición de la esclavitud en 1886. En 1889, tras la repentina muerte de Carmen, primera esposa de Alonso, Cruz se convierte en marquesa y empieza a imponer su voluntad en el palacio, desplazando a Dolores, exempleada y amante secreta de Alonso.
Es también en este año que nace Jimena de los Infantes y que Petra comienza su relación secreta con Ignacio, conde de Ayala. Petra dará a luz a Feliciano en 1896, fruto de esta pasión, pero deberá hacerlo pasar por su hermano por temor al escándalo. Poco después, Cruz, junto a Eugenia y Leocadia, orquesta uno de los actos más oscuros de la historia: el robo del hijo ilegítimo de Alonso con Dolores –el pequeño Marcos– para hacerlo pasar por el hijo de Eugenia, bautizándolo como Francisco de la Mata. Dolores, su hija Mariana (futura Jana), y el bebé son atacados; Mariana sobrevive y desaparece, mientras Cruz teje su versión oficial.
La cronología revela que muchos personajes cargan con cicatrices invisibles: Fernando y Margarita se arruinan por la pérdida de las colonias; Lola, amante de Tomás, muere encarcelada por órdenes de Cruz; Leocadia sobrevive a un intento de asesinato y huye a Cuba, donde tiene una hija en secreto: Ángela.
Los años pasan y en 1912, Rómulo y Petra siguen sirviendo fielmente. Pía entra como ama de llaves, y Jana, ya adulta, se dirige hacia La Promesa para buscar justicia por la muerte de su madre. En 1913, la boda de Tomás con Jimena marca el inicio oficial de la serie, pero el pasado ya ha condenado a todos.
Cada alianza, cada traición, cada romance prohibido tiene su raíz en este elaborado árbol genealógico, donde las apariencias engañan y la verdad es un puñal. La historia antes del capítulo uno no solo es fascinante: es esencial para entender por qué La Promesa nunca fue solo una historia de época, sino un rompecabezas de identidades robadas, pasiones rotas y deudas de sangre.