En Sueños de libertad, cada paso es una jugada. Y en este capítulo 360, el pasado, la culpa y los nuevos comienzos se entrelazan con una intensidad que promete cambiar muchas trayectorias.
La tensión entre Gabriel y Begoña sigue creciendo después del inesperado beso. Un gesto que parecía táctico, frío, milimétricamente calculado… pero que ha dejado huella. Tanto en él, como en ella. María, siempre atenta a cada mínimo cambio, no tarda en abordarlo. Y Gabriel, sin filtros, le confirma que su cercanía con Begoña avanza según lo planeado. María sonríe satisfecha: su estrategia está funcionando.
Pero Begoña no está en la misma página. Le cuenta a Luz lo ocurrido y le confiesa algo que la atormenta: siente que está traicionando a Andrés. Su voz tiembla. Porque aunque su relación con Andrés esté en un limbo, el solo hecho de haber sentido algo en aquel beso la destroza por dentro. Luz, como amiga y confidente, no juzga. Solo escucha. Y eso basta para que Begoña sienta que, al menos, no se está desmoronando sola.
Por otra parte, don Pedro empieza a mostrar signos de agotamiento. Se le ve débil, sin apetito, distante. Digna, preocupada, insiste en que visite el dispensario para un chequeo con Luz. Pero él, testarudo, lo rechaza con un gesto de hartazgo. ¿Es solo cansancio… o algo más grave que se niega a aceptar?
Para Luz, sin embargo, hay un motivo de alegría: han publicado su artículo médico, un logro que la posiciona profesionalmente. Luis, Gema y Joaquín le proponen celebrarlo con una cena. Por un momento, la colonia se llena de ilusión y pequeños destellos de orgullo.
En otro rincón emocional, Raúl se arma de valor. Acude a Manuela para agradecerle la organización del torneo de dominó, un gesto que le levantó el ánimo más de lo que esperaba. Pero es al volver a la casa de los De La Reina cuando ocurre el verdadero clic: se cruza con María… y se da cuenta de que ya no siente nada por ella. Esa certeza lo libera. Y con ese nuevo aire, se lanza: invita a Claudia al cine. ¿Será este el inicio de una historia que lleva tiempo en gestación?
Claudia, por su parte, muestra un lado solidario y entusiasta. Propone a Fina crear un calendario benéfico para recaudar fondos para la casa cuna. La idea encanta a Marta, que no duda en apoyarla. En esta propuesta hay algo más que caridad: es una forma de reconstruir confianza, de actuar con sentido.
Precisamente, Pelayo se suma a este ambiente de reconciliación. Acude a la tienda para pedirle perdón a Fina. Le confiesa que proyectó en ella su frustración por no ser padre. Y Fina, con la templanza que la caracteriza, acepta sus disculpas. No hay reproche, solo un silencio cargado de emociones contenidas.
Mientras tanto, Damián intenta recomponer su vínculo con Cristina. Le pide disculpas por sus errores y la anima a quedarse en el laboratorio. Después de pensarlo mucho, ella acepta. Pero el verdadero obstáculo no es él… sino su madre. Cuando Cristina le comunica la decisión a doña Ana, su reacción es mucho peor de lo que imaginaba. ¿Será capaz Cristina de sostener su elección?
Al final del día, Andrés intenta un acercamiento. Le propone a Begoña pasar la tarde en el campo con Julia, buscando esa chispa que alguna vez los unió. Pero ella lo rechaza. No porque no quiera… sino porque ya no puede ignorar que algo dentro de ella ha cambiado. El beso de Gabriel ha dejado grietas. Y aunque intenta taparlas, el temblor se siente.
La escena final la protagoniza María, otra vez. Esta vez, con Gabriel. Le muestra sus progresos físicos, cómo ha logrado caminar sola. Lo hace con una sonrisa, con el orgullo de quien ha superado el dolor. Pero detrás de esa sonrisa se esconde una sombra: la certeza de que Gabriel ya tiene puesta su mirada en otra mujer.
Sueños de libertad sigue avanzando con silencios que gritan, gestos que traicionan y promesas que se desdibujan. Esta semana, el amor, la culpa y la esperanza se enfrentan cara a cara.