La escena comienza en la mañana, cuando Pedro ya está listo para irse a trabajar. Antes de partir, se encuentra con Digna, que está sentada en la mesa del comedor. Aunque él la saluda de manera cordial, Digna no responde con la misma amabilidad y, visiblemente enfadada, va al grano y le lanza una pregunta directa: ¿Por qué pasaste la noche en la habitación de invitados?
Pedro, tratando de suavizar la situación, le explica que llegó muy tarde y no quiso despertarla. Sin embargo, Digna no se conforma con esa excusa y le señala que, en realidad, ella no pudo dormir en toda la noche. Además, le menciona que su rostro muestra señales de que él tampoco descansó bien, sugiriendo que su conciencia lo inquieta. Es entonces cuando Digna le suelta una noticia impactante: Irene se ha marchado de la casa y ahora está en un hotel.
Pedro, fingiendo sorpresa, intenta negar que sabe algo al respecto, pero Digna no se lo cree y le exige explicaciones. Le pregunta por qué Irene se fue, y también le recuerda la desaparición de José. Pedro admite que Irene estaba alterada, pero niega rotundamente haber influido en la desaparición de José o en su distanciamiento de ella. Pedro también se defiende de las acusaciones que vinculan su participación en el abandono de Irene por parte de José, especialmente durante su embarazo.
Digna se queda atónita al escuchar que Irene cree que Pedro fue quien obligó a José a dejarla, recordando cómo, en ese entonces, la propia familia de Irene la desheredó y obligó a dar a su bebé en adopción. Pedro se defiende diciendo que Damián es quien ha alimentado estas mentiras, acusándolo de ser el responsable de las calumnias sobre él, incluida una particularmente dolorosa sobre la muerte de su esposa.
Pedro, cansado de la confrontación, cambia de tema y le pide a Digna que haga un favor personal: que busque a Irene, hable con ella y la convenza de regresar a la casa, mostrándole que las acusaciones de Damián son falsas. Digna, aunque recelosa, acepta el reto y promete hablar con Irene. Pedro le advierte que no caiga en las manipulaciones de Damián, pero Digna le asegura que no permitirá que nadie hable mal de él.
El encuentro termina con un contraste en los gestos: Pedro, aunque preocupado, se despide de Digna con cariño, deseándole un buen día. Digna, en cambio, mantiene una actitud fría y distante, dejando claro que aunque haya un intento de acercamiento, la desconfianza y las heridas del pasado siguen marcando su relación. El ambiente está cargado de tensión, desconfianza y una lucha constante contra las intrigas que amenazan con romper los lazos familiares.
Este capítulo muestra claramente las tensiones no resueltas entre los personajes, con Pedro tratando de defender su honor mientras Digna actúa como mediadora, pero sin poder evitar las cicatrices del pasado. La trama no solo aborda los conflictos familiares, sino también las manipulaciones de Damián y las decisiones difíciles que enfrentan los personajes mientras intentan mantener unidas las relaciones.