“Fue él… Gabriel. Siempre fue él.”
Así comienza la semana más tormentosa hasta ahora en Sueños de Libertad. Lo que parecía una sospecha se convierte en certeza desgarradora cuando María descubre que Gabriel, el hombre que alguna vez admiró y temió por igual, es quien está detrás del sabotaje al perfume de Kobeaga. La frialdad con la que él reconoce su implicación le atraviesa el alma. No hay espacio para dudas ni para el perdón. Solo queda el miedo… y la urgencia de actuar.
Mientras tanto, don Pedro, encorvado por el dolor físico y el peso de decisiones pasadas, se niega a soltar el timón. Digna, desesperada al ver cómo se apaga poco a poco, le suplica que ceda el control a Joaquín. Pero Pedro ve en eso una derrota personal demasiado amarga. Cada conversación entre ellos es un combate entre el orgullo y el amor.
Cristina e Irene, en otro rincón de esta historia enredada, intentan abrirse paso entre las grietas de la empresa y las de sus propios miedos. Su vínculo florece con timidez, aunque las sombras de la fábrica se filtran en sus susurros nocturnos.
Fina, por su parte, se ve hundida por las palabras de una madre cruel. El arte que una vez la salvó, ahora le parece una mentira. Pero sus amigas, como antorchas en medio del viento, luchan por devolverle su voz y su valor.
La figura de Gabriel no deja de expandirse como una mancha de aceite. En su afán por mantener el control, se acerca a Begoña, pero esta se resiste, aún marcada por el pasado. La tensión se intensifica cuando Gaspar se ve arrinconado por los secretos y debe enfrentarse a don Agustín. La solución que le propone es tan escalofriante como efectiva.
El martes, las cosas se precipitan. Un interrogatorio lleno de silencios elocuentes y miradas evasivas intenta destapar la verdad. Pero lo que se revela son fracturas más profundas: entre Andrés y Gabriel, entre la lealtad y la traición. Manuel, atrapada en su propio conflicto sentimental, teme que su historia con Gaspar salga a la luz. Claudia le insta a hablar… antes de que el silencio la destruya.
María, con la herida aún abierta, busca respuestas en Andrés, pero solo encuentra evasivas. El miedo empieza a tomar forma de certezas. Mientras tanto, el pequeño Teo se hunde en un silencio cada vez más espeso. Nadie parece comprender que tras sus ojos apagados hay una lucha brutal: el acoso escolar, silencioso e invisible, lo está destruyendo desde adentro.
El miércoles, las emociones se tornan incontrolables. La investigación sobre el sabotaje avanza, pero cada descubrimiento lleva a nuevas dudas. Las mentiras se amontonan y empiezan a colapsar sobre todos. Andrés siente que Gabriel está más cerca que nunca de caer, pero también sabe que cualquier error podría costarle todo.
Y entonces llega el jueves. Gabriel, como un titiritero desesperado, mueve hilos para no ser descubierto. Pero la telaraña que ha tejido comienza a desgarrarse. Las relaciones familiares, ya fracturadas, se tambalean ante nuevas traiciones. Teo, en un acto de valentía silenciosa, empieza a dejar pistas. Su sufrimiento encuentra un nombre y una causa.
El viernes llega como una sentencia. La detención de Remedios sacude los cimientos de la historia. Algunos celebran. Otros dudan. Nadie está seguro de nada. Andrés no se rinde. A pesar de la oposición de su padre y su hermana, está dispuesto a todo para probar que Gabriel es el verdadero culpable del sabotaje.
Damián, tras el escándalo del perfume de Brosart, exige respuestas. Quiere que uno de sus hijos descubra si hay un espía en la empresa. Andrés, sin dudarlo, se ofrece. Pero eso solo acelera el miedo de Gabriel, quien sabe que si Andrés habla con Cristina, lo perderá todo: su posición, su plan, y quizás también a Begoña.
En medio de todo, el amor no se detiene. La enfermera y el abogado siguen construyendo algo nuevo, casi en secreto, entre besos y palabras que curan. Y aunque la salud de Pedro empeora, un rayo de esperanza asoma cuando acepta hacerse pruebas médicas.
María, cada vez más fuerte en su recuperación, sigue sorprendiendo… aunque por ahora solo Gabriel conoce la verdad completa.
En Sueños de Libertad, esta semana no solo habrá revelaciones. Habrá consecuencias. Y tú, espectador silencioso, ¿a quién le crees en medio de tantas verdades rotas?